miércoles, julio 13, 2005

Bitácora de esperanzas.

Día 3

Tuve que prepararme, decirme que era cierto, ponerme en una discución imaginaria cien veces, como hago siempre cuando los asuntos quedan inconclusos o están por venir tiempos donde la palabra será la espada, o el bálsamo.
Es curioso, pero hoy los hechos me templaron hasta más de lo debido. Tuve que jugar un papel que detesto para poder decir que “no” a mi padre. Creo que no me encontré con el enemigo que esperaba, si no…, con una persona: mí papá.
Me detesto, me detesto cuando soy así. Logro lo que busco, pero no de la manera que me gustaría. Las cosas nunca son como me gustarían que lo fuesen…
Tengo que vivir en el presente. Lo que no fue y lo que no será, me devoran, me van a engullir vivo si sigo posando mi mirada en el horizonte como cuando era más joven e ingenuo e inocente. Los ideales pasaron. Es momento de ver la realidad.
Sin embargo, algunos lazos se afianzaron. Creo que esto es forjar el carácter, ¿un paso necesario?
Ojalá hablar fuese más sencillo, pero nunca aprendí.