domingo, abril 24, 2005

Almendra amarga




Esa fémina elusiva
destila de tus deseos
la tristeza pristina
que tiempo atrás dejaste.

Te sentís caer como un antiguo árbol
silencioso en medio del bosque
donde nadie lo puede oir,
ni él mismo.

En una bóveda oculta
el corazón de la máquina
no produce luz.
Está ahí
para que no lo vean.