viernes, julio 15, 2005

Bitácora de esperanzas.

Día 5

Reconocer la belleza no es siempre fácil. Es como la revelación de un dios caprichoso. Si uno reza y desea con la suficiente fuerza poder verla, aparece un día, aunque bien podría no aparecer. No es tampoco que no esté ahí, porque como un dios, es omnipresente, pero es solo que no la notamos, y necesitamos una mano del destino, la casua/causalidad, o que la vida nos de una buena piña en la jeta para abrir los ojos.
Las cosas están tensas con algunas personas, pero trato de tomarmelo con soda. Sigo usando la música como calmante, porque si no los nervios me comerían vivo, pero ahora ya sé que algún día tengo que dejarlo. Tendré que hacer un esfuerzo de voluntad.
Me sentí muy capaz hoy, estuve a punto de decir algo por primera vez, pero no lo hice, y me di cuenta medio tarde de cómo hacerlo. Ojalá se me presente otra oportunidad, y esté tan corajudo como en estos días para soportar la presión, porque, hey, soy de carne y hueso, no de acero.
Definitivamente, el péndulo regresa, la aguja avanza, yo crezco un poquito más, un centímetro, medio año. Tal vez si voy a extrañar algunas cosas después de todo: la niñez, la adolescencia, el dolor y la superación.
¿Se puede extrañar la Soledad?, ¿me extrañará ella a mí?
Ya veremos…

jueves, julio 14, 2005

Bitácora de esperanzas.

Día 4

Es feo…, no, no lo es. Es solo una historia.
A veces siento que toco fondo. ¿Sabés?, como cuando ya nada importa, nada te preocupa. Ya no pensás, ya no sentís. Solo hacés lo que se supone que hagas, aunque tampoco hay mucho que hacer. Te convertís en una máquina, pero sin un operador, y por lo tanto, sin propósito.
El sin sentido es el sabor del fondo, y es tan amargo y seco, que ni las lágrimas quieren recorrerlo. Prefieren ahogarse en el corazón antes de existir.
Pero…, ¿por qué?, ¿por qué razón cósmica, conjunción de imposibilidades, la esperanza renace en una tierra así?. ¿Qué es la esperanza?
Creía yo que se encontraba en las píldoras de Pink Floyd, las cápsulas de Pendragon o la inyección de Sui Generis. Creía yo que el arte era una droga, un estupefaciente vidrioso de los sentidos, alucinando al espíritu con escenas, trazos y colores. Las notas esas…, no merecían un fin tan bajo, tan indigno. Después de todo, el arte no me elevó nunca a alturas nuevas, sino que lo rebajé siempre a mi nivel, y así me vicié.
Caminé casi dos horas sin un rumbo, dejé en el camino la oscuridad. Heme aquí.
Fue un día espantoso, no obstante, me siento estupendo.

miércoles, julio 13, 2005

Bitácora de esperanzas.

Día 3

Tuve que prepararme, decirme que era cierto, ponerme en una discución imaginaria cien veces, como hago siempre cuando los asuntos quedan inconclusos o están por venir tiempos donde la palabra será la espada, o el bálsamo.
Es curioso, pero hoy los hechos me templaron hasta más de lo debido. Tuve que jugar un papel que detesto para poder decir que “no” a mi padre. Creo que no me encontré con el enemigo que esperaba, si no…, con una persona: mí papá.
Me detesto, me detesto cuando soy así. Logro lo que busco, pero no de la manera que me gustaría. Las cosas nunca son como me gustarían que lo fuesen…
Tengo que vivir en el presente. Lo que no fue y lo que no será, me devoran, me van a engullir vivo si sigo posando mi mirada en el horizonte como cuando era más joven e ingenuo e inocente. Los ideales pasaron. Es momento de ver la realidad.
Sin embargo, algunos lazos se afianzaron. Creo que esto es forjar el carácter, ¿un paso necesario?
Ojalá hablar fuese más sencillo, pero nunca aprendí.

martes, julio 12, 2005

Bitácora de esperanzas.

Día 2

Hoy fue un día hermoso, realmente hermoso. La brisa fresca de invierno soplaba tranquila y el sol calentaba lo que tocase. El cielo brillaba precioso, una cristal traslúcido y precioso al firmamento dormido en su noche eterna.
Me hubiese gustado salir…, pero no tenía a quien llamar. Me limité a mirar por el balcón, y salir unos minutos para hacer unos trámites. El río, el parque, por qué no solo la avenida, me esperaron, pero no fui.
Me doy cuenta que aún en mis últimos días aquí, no tengo nada que cerrar, ninguna herida abierta, ninguna despedida, nada. Estoy intacto, y no me va a doler la partida, porque no tengo que extrañar.
Quizá entienda alguna vez, cuando por fin toque el fondo de la soledad, la razón que me hizo llegar hasta este punto. Al menos podré culparme con alguna justificación, ya no solo por la impotencia de no saber cual es el problema.

lunes, julio 11, 2005

Bitácora de esperanzas.

Día 1

No sé que pensar. Hoy tuve una pelea virulenta con mis padres. Obviamente sus egos los manejan como marionetas. No pueden ser más mezquinos…
¿Por qué no me sueltan de una vez?, ¿qué no era yo el incapaz, el inútil, el vago, el miedoso?, y ahora que les estoy por demostrar lo contrario se ponen en mi contra.
Como me hubiese gustado que fuese diferente, que me hubiesen apoyado. Tal vez de esa manera todo sería más fácil, más…, feliz.
Ya me llegaron los papeles de alquiler. Calculo que para este viernes estaré partiendo.
No sé que pensar aún.